EL «AGENTE DOBLE» PINO RAUTI

EL «AGENTE DOBLE» PINO RAUTI [1]

                         por Manuel NEGRI

 


     No hay peor sordo que el que no quier oir. De esta manera, muchos continuan todavía creyendo en las viejas cariátides del neofascismo italiano, como Rauti y Freda, incluso frente a los numerosos factores que les han puesto en la picota desenmascarándolos como colaboradores orgánicos de los aparatos que operan dentro de Occidente con funciones de estabilización del orden atlántico impuesto por los Estados Unidos de América.

     La «comedia» de Rauti comienza ya durante la experiencia de la República Social italiana; él mismo confirma que jamás fue fascista cuando subraya: «Había elegido combatir en la RSI, sabiendo que la guerra estaba ya perdida, por motivaciones más patrióticas que ideológicas».(1)

     Terminada la segunda guerra mundial, se inicia la estrategia estadounidense para el mantenimiento del «status quo», en función antisoviética, nacido de los acuerdos de Yalta. En este contexto, los ex-seudofascistas tipo Rauti participarán en las tramas del sistema asumiendo el papel subordinado y subalterno que los vencedores, los amos del poder, asignan a los derrotados que se ponen a su servicio.

     Ya en los años cincuenta, Rauti comienza a trabajar como periodista en el diario «Il Tempo» de Roma, medio de comunicación que recibía una generosa subvención estadounidense, y para el cual, el propio Rauti, visionaba los carros de combate Leopard.

     En 1956 dará vida a Ordine Nuovo, que no será otra cosa que una organización paralela, según las propias teorizaciones de Rauti en su intervención -años despues- en el Congreso del Instituto Pollio: «Que no se crea que este congreso agota su importancia en dar vida al documento final. Corresponderá luego a otros órganos, en sentido militar, en sentido político general, extraer de todo esto las consecuencias específicas a las que seguirá la elaboración concreta de la táctica contrarevolucionaria y de la defensa.»(2)

     Ordine Nuovo recibía armas y explosivos del Cuerpo de Carabineros y del Ejército italiano, en el cual Rauti tenía una enorme confianza y al cual defendía a capa y espada contra todo y contra todos. Publicó tambien, junto a Giannettini y a Beltrametti, un opúsculo titulado «Manos rojas sobre las fuerzas armadas», por encargo del general Aloia, y en su defensa, tras haber sido éste duramente atacado por los comunistas y por «Paese Sera» como consecuencia de la presentación en Cesano de Roma del primer (y último) batallón de Asalto.(3)

     La elaboración doctrinal de la guerra contrarevolucionaria vió la luz el 3 de mayo de 1965 en el hotel Parque de los Príncipes de Roma; se trata del famoso congreso del Instituto Pollio. Recordemos que en el mismo año, Licio Gelli, a la sazón colaborador de los servicios de seguridad, es admitido en la Logia Romagnosi por mediación de los líderes masónicos. La masonería de Palacio Giustiniani[2] está dirigida por un hombre de confianza de la CIA, el Gran Maestre G. Gamberini. (4) Gracias a él, la masoneria internacional, a través de la Logia Propaganda 2, asume un importante papel en la lucha anticomunista.

     Como decíamos, el congreso del Instituto Pollio había sido patrocinado por el Estado Mayor de la Defensa, organizado por los Servicios Secretos (sección REI, al mando del coronel Rocca) y financiado por el SID [Servicio de Información de la Defensa, ndt]. Además de Rauti, participaron en él, entre otros, personajes como Giorgio Pisanó, el «fascista» al que no había que «tocarle» ni los carabineros ni la OTAN, Beltrametti y Giannetinni, figurando tambien entre los invitados Stefano Delle Chiaie.[3]

     De las declaraciones de dos participantes, De Boccard y Finaldi, se desprende que el Instituto «…fue indirectamente financiado por la Oficina «R» del SIFAR [inteligencia militar, ndt] por medio de una campaña de suscripción a los boletines que el Instituto publicaba en una agencia «D».(…) El propio «ponente» Pino Rauti, cuyas iniciativas politicas eran, como se ha visto, subvencionadas por el SIFAR, aparecerá ya en 1968 en una nota informativa del SID del 25 de noviembre.  En el mismo año entra en contacto con la conocida [agencia] Aginter Press (directa emanación de la CIA, ndr).(…) Rauti, Giannetinni, Beltrametti, Torchia, serán reclutados por el Estado Mayor de la Defensa encabezado por el general Aloia y «transferidos» al servicio del SID dirigido por el almirante Henke.»(5) Por consiguiente, Pino Rauti ha trabajado para el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas nacidas de la Resistencia antifascista; ha sido un experto del SID y ha reclutado hombres para estas estructuras paralelas. Si con esto no bastara, podríamos citar las palabras del coronel Oscar Le Winter, ex-agente de la CIA, que confirma la existencia de un documento de la CIA en el que se registraban nombres, grados y emolumentos mensuales de elementos ligados a la Agencia. Rauti era un agente de segundo grado remunerado con 4.000 dólares al mes.(6)

     Rauti «predicaba la revolución» que «debía destruirlo todo para reconstruirlo todo», y formaba parte, al mismo tiempo y de modo reservado, de los «Núcleos de Defensa del Estado» (encuadrados en el ámbito de la OTAN, ndr) que dirigían, obviamente, su interés propagandístico hacia las Fuerzas Armadas y de orden público».(7)

     «Durante 1966, muchos oficiales del Ejército italiano recibieron una carta en la que se les invitaba a organizarse para detener la creciente ofensiva comunista. El centro de contrespionaje de Padua (al mando del coronel de carabineros Giorgio Slataper) envió una nota informativa a la Oficina «D» del SID, en la que se apuntaba la posibilidad de que los inspiradores de la carta fueran Pino Rauti y Giulio Maceratini.»(8) La confirmación de este extremo se encuentra en el escrito de acusación del fiscal Alessandrini de 13 de diciembre de 1974, presentado en ocasión del proceso por el atentado de Plaza Fontana: «Desde 1966, Freda y Ventura, entonces poco más que veinteañeros, estaban en contacto con el grupo Rauti-Giannetinni destacado en el SID por recomendación del Estado Mayor, distribuyendo por cuenta de dicho grupo octavillas firmadas por los presuntos Núcleos de Defensa del Estado entre varios oficiales del Ejército.»(9)

     La relación subordinada que unía a Ordine Nuovo con las instituciones republicanas y atlantistas está determinada por el liderazgo asumido por Rauti en ese movimiento, que quedó bajo la tutela de los distintos cuerpos militares italianos y atlánticos y de los organismos de seguridad, desde el SIFAR al SISMI. Ordine Nuovo era una filial de los Servicios de Seguridad, y operaba  con una línea política-ideológica dependiente de la Alianza Atlántica, desarrollando su cometido mediante la infiltración, provocación e instrumentalización de los grupos políticos que perseguían objetivos coincidentes con los de algunos aparatos del Estado, y a los que se encontraban ligados.

     Esta era la estrategia de la contraguerra revolucionaria, dirigida a agudizar las tensiones sociales, evidenciando el peligro mediante atentados atribuibles a la izquierda, pero tambien a través de infiltraciones en la izquierda.

     Toda la visión político-estratégica de los «años de plomo» se remonta a esta elaboración, ejecutada de modo perfecto por Ordine Nuovo, dirigida a programar un actividad subversiva que por medio de atentados-masacres provocase una reacción emotiva, psicológica, por parte del pueblo, capaz de reforzar las estructuras del Estado frente al peligro representado por la izquierda; bastante significativa es, en este sentido, la definición de Vinciguerra: «desestabilizar para estabilizar».

     Rauti se prestó a conducir esta guerra, porque de un verdadera guerra se trata, contra la población civil, y ello con el fin de mantener los equilibrios estrátegicos atlánticos en función anticomunista.

     Los anteriores análisis y conclusiones quedan confirmados por el juez Salvini, instructor en el proceso de Plaza Fontana, que en su sentencia afirma, entre otras cosas, que «la presencia de sectores de los aparatos del Estado en el desarrollo del terrorismo de derecha no puede ser considerada como una «desviación» sino como ejercicio normal, durante un largo período, de una función institucional. La apuesta consistía en la defensa de los equilibrios políticos existentes en Italia y el mantenimiento de nuestro país dentro del campo occidental y atlántico.»(10)

     Gracias a Rauti empezaron a moverse por este tablero los hombres del grupo de Padua[4], que entrarán así a formar parte del «juego sucio». Rauti y Giannettini participaron en una importante reunión con Freda celebrada el 18 de abril de 1969 en el transcurso de la cual los Servicios Secretos dieron vía libre a la campaña de atentados del grupo padovano y a la estrategia de infiltración en la izquierda.(11)

     Rauti será tambien protagonista algunos años después, siempre en circunstancias poco claras, al serle entregados documentos masónicos relativos a la implicación en el golpe Borghese de conocidos líderes políticos.(12)

     Hoy, a la luz de estos hechos y consideraciones, el europarlamentario Pino Rauti afirma, con gran desfachatez, que existe la posiblidad de que algunos elementos de derecha hayan sido manipulados e instrumentalizados por los servicios. Quizá olvide el hecho de que esta instrumentalización, como él la llama, ha sido posible gracias a que al frente de estos hombres, en la mayor parte de los casos, se encontra él con Ordine Nuovo, trabajando desde el principio para los servicios.

     Para quien todavía no esté convencido de la mala fé de este sujeto, recordaremos que cuando lideró al MSI -de enero de 1990 a julio de 1991- no logró ni siquiera borrar la inscripción «derecha nacional» del símbolo del partido; no emprendió el menor intento de realizar todo aquello que durante años peroraba a diestro y siniestro: Rauti no ha asumido jamás una posición real de antagonismo frente a los Estados Unidos y frente al liberalcapitalismo. Durante su secretaría nunca tomó un neta, hostil, posición contra la intervención italiana en la guerra del Golfo que fue de apoyo a USA y a Israel; no ha tratado jamás de actualizar la herencia de los postulados sociales, populares anticapitalistas y revolucionarios de la República Social italiana, de la cual se dice abanderado; no ha echado nunca fuera del MSI toda esa componente reaccionaria, filomasónica y conservadora. Rauti, y ningún otro miembro del MSI, podía y debía hacer esto porque el «Movimiento Sin Importancia» era solamente un olla anticomunista y patriotera que del Fascismo Social y Revolucionario, anticapitalista y antijudaico no poseía nada.

     Y así hasta hoy, Pino Rauti prosigue impertérrito con su función de agente sistémico en la reserva, sin cubrir ya misiones de primera importancia pero sin sufrir tampoco ataques y reproches por parte de nadie, casi como si se le quisiera agradecer los servicios prestados durante tantos años a la causa antifascista.

 


Notas del Autor:

1) «Interrogatorio alle destre», Michele Brambilla, Rizzoli 1995;

2) «Servizi segreti», Pietro Calderoni, Pironti, Nápoles 1986;

3) «Il mistero della Rosa dei Venti», Amos Spiazzi, Centro Studi Carlomagno, 1995;

4) «Trame atlantiche», Sergio Flamigni, Kaos, Milán 1995;

5) Pietro Calderoni, op. cit.;

6) «Dossier Gladio», programa televisivo, «Rai 3»;

7) «La strategia del despistaggio», Vincenzo Vinciguerra, Fenicottero, 1993;

8) «Lo stato parallelo», Paolo Cucchiarelli-Aldo Giannuli, Gamberetti, Roma 1997;

9) «La strage di Bologna», Giuseppe De Lutiis, Riuniti, Roma 1986;

10) cfr. «Gazzetta di Mantova», 29-V-95;

11) «I burattinai. Stragi e complotti in Italia», Philip Willan, Pironti, Nápoles 1993;

12) Calderoni, op. cit.

 


    [1] Artículo publicado originalmente en la revista «Avanguardia», nº143, Diciembre de 1997.

    [2] NdelT.- Desde 1908 la Masonería italiana quedó escindida en dos «obediencias»: la histórica, con sede en Palazzo Giustiniani, y la renovada, con sede en Piazza del Gesú. Ambas, sin embargo, dependerán doctrinal y operativamente de la Masonería internacional de obediencia angloamericana, cuyo papel en la lucha anticomunista liderada por los Estados Unidos será fundamental.

    [3] NdelT.- Para una información más amplia sobre el significado real de este Congreso veasé -en esta misma colección- el documento de V. Vinciguerra, «La guerra contrarrevolucionaria y la estrategia de la tensión».

    [4] NdelT.- Célula neofascista desarrollada en torno a la figura de Franco Giorgio Freda e implicada en diversos episodios «terroristas» por cuenta de los servicios de seguridad italianos siendo el más importante de ellos la masacre de Piazza Fontana en 1969. Formada, entre otros, por el propio Freda (alias «agente T»), Giovanni Ventura, Masimiliano Fachini y Gianni Casalini, todos ellos colaboradores orgánicos de los servicios de información del Estado.


Fuente:  «Neofascismo: mito y realidad», [FNCRSI – Vincenzo Vinciguerra – Manuel Negri], ed. Resistencia, Madrid, 1999.pp. 9-13.

Autor: resistenciatextos

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