Ezra Pound: Vanguardia y Fascismo (entre Confucio y Mussolini)

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«La ‘Edad pedía’ sobre todo una impresión en yeso,
hecha sin pérdida de tiempo,
Un cine en prosa, no, no ciertamente el alabastro
ni la escultura de la rima»

(«Ode pour l’élection de son sépulcre», 1918)

 

¿Por qué leer a Pound? Fascista recalcitrante, antisemita rubicundo, traidor a su patria además de desequilibrado mental (psicótico). Como Heidegger, como Céline, como Paul de Man, como Blanchot, como Cioran, como Elíade como Pessoa, como Michels y como tantos otros el problema en cualquier esbozo biográfico de estos intelectuales son los años que transcurren entre el fin de la Primera Guerra Mundial (1918) y la derrota del Tercer Reich (1945). Todos abrazaron con fascinación el naciente fascismo. Pero Pound no sólo merece estar en la galería de los sospechosos de siempre de la historia intelectual: revolucionó la literatura directa e indirectamente.

Ezra Pound en Pisa: la vanidad y la cárcel

Ezra Pound en Pisa: la vanidad y la cárcel

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Julio Trujillo – [7-3-2013] El Centro de Entrenamiento Disciplinario (CED) de Pisa, durante los estertores de la Segunda Guerra Mundial, era una cárcel gringa que Hugh Kenner llamó “el intestino delgado del ejército”. Sus huéspedes eran gente distinguida: traidores, desertores, violadores y asesinos. Y aun en esa biósfera, había celdas especiales (básicamente jaulas de metal) para los “incorregibles”.